
El último informe de Industriales Pymes Argentinos advierte que el repunte económico refleja más un rebote estadístico que una reactivación real. El consumo sigue deprimido, el empleo cae y el aparato productivo muestra signos de fatiga.
Industriales Pymes Argentinos (IPA) publicó un nuevo informe de coyuntura del sector donde alertó que el «crecimiento económico» celebrado por el gobierno de Javier Milei está basado sólo en las finanzas.
El presidente IPA, Daniel Rosato, alertó por una profundización de la crisis que afecta a las fábricas Pymes, debido a un “estancamiento” de la demanda de las empresas dedicadas a la explotación del sector energético.
Ese escenario encendió las alarmas productivas ante el apagón de uno de los motores de la economía por los que apostó el Gobierno nacional. Además, el Observatorio IPA aseguró que el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de mayo benefició especialmente a las finanzas y postergó a la actividad industrial.
Rebote económico: el Gobierno celebra números que no llegan a la industria
El último informe de IPA alertó sobre los límites de la actual recuperación económica, que se apoya más en comparaciones estadísticas favorables que en mejoras estructurales. Aunque el EMAE de mayo mostró un crecimiento interanual del 5%, este avance refleja un rebote tras la fuerte caída de 2024. El principal motor fue la actividad financiera, mientras la economía real, consumo, empleo e industria, continúa mostrando signos de debilidad.
Las PyMEs enfrentan serias dificultades y la mejora generalizada de las condiciones económicas comienza a demorarse más de lo previsto. Para IPA, el segundo semestre podría mostrar una desaceleración, marcada por el ajuste fiscal, la incertidumbre macroeconómica y una creciente heterogeneidad entre sectores.
En materia de precios, la inflación de junio fue de 1,6%, consolidando el proceso de desinflación. Sin embargo, este descenso se sostiene en la caída del consumo y el ancla cambiaria, más que en una corrección de los precios relativos. Los servicios y precios regulados continúan en alza, mientras la inflación núcleo permanece elevada. IPA advierte que el actual esquema nominal es inestable y que la política de atraso tarifario no podrá sostenerse sin riesgos de rebrotes.
El mercado laboral continúa en retroceso. En abril, se perdieron casi 70.000 empleos registrados en comparación con el mismo mes de 2024. La destrucción de puestos afecta especialmente a la industria, la construcción y el empleo público, sectores donde predominan las PyMEs. La recuperación económica no se traduce en más empleo ni en inclusión productiva: se crean menos puestos de los que se destruyen, y el tejido empresarial se achica.
El consumo masivo, en tanto, sigue estancado. En mayo, las ventas en supermercados crecieron 6,1% interanual, pero ese repunte se explica por la fuerte caída del año anterior. A nivel mensual, las ventas cayeron 1,2%, y el canal mayorista retrocedió 4,9%. Las expectativas empresarias son moderadamente negativas: apenas el 15% prevé mejoras en las ventas.
En el frente cambiario, el gobierno sostiene un esquema de bandas, con un tipo de cambio proyectado en $1.290 para julio y $1.350 hacia fin de año. Sin embargo, factores como el fallo adverso a YPF, las advertencias de JP Morgan y la caída de reservas generan presión sobre la sostenibilidad del modelo. El repunte de divisas por el agro y el FMI fue momentáneo, y la estabilidad cambiaria actual es frágil.
La producción industrial creció 8,5% interanual en mayo, encadenando seis meses de rebote, aunque medido desde niveles muy bajos. Sectores como maquinaria y vehículos muestran dinamismo, pero ramas intensivas en empleo, como confecciones y metalurgia, siguen en retroceso. Más del 70% de los industriales no espera mejoras en el corto plazo, lo que refleja un panorama de fragilidad y falta de una estrategia clara de reindustrialización.
El uso de la capacidad instalada alcanzó el 58,6%, aún por debajo del umbral que indicaría una recuperación sólida. El informe señala que este promedio oculta una profunda crisis en las PyMEs y una marcada disparidad entre sectores, con ramas clave operando por debajo de niveles críticos.
En comercio exterior, el superávit cayó a u$s 905 millones en junio, casi la mitad del registrado un año atrás. Las importaciones crecieron 35,9% y las exportaciones apenas 10,8%. En el acumulado semestral, el superávit cayó un 74%. El salto en la importación de bienes de consumo y vehículos parece más ligado al arbitraje financiero y al stockeo que a una mejora de fondo. Sin una estrategia exportadora activa, el frente externo también muestra señales preocupantes.
Para IPA, el crecimiento actual se sostiene sobre bases frágiles. Sin consumo firme, sin creación de empleo y sin inversión sostenida, la recuperación corre el riesgo de agotarse antes de consolidarse.

