La industria del mueble en Machagai atraviesa una crisis sin precedentes. La suspensión de los desmontes, aunque considerada una medida ambiental necesaria, provocó un fuerte desabastecimiento de materia prima y paraliza la actividad.

La ciudad de Machagai, conocida históricamente como un polo productivo maderero, atraviesa una crisis sin precedentes. La suspensión de los desmontes, aunque considerada una medida ambiental necesaria, ha provocado un fuerte desabastecimiento de materia prima, paralizando gran parte de la industria del mueble local. «Es preocupante ver negocios cerrados, aserraderos parados, una desolación», expresó Abel Gamarra, representante de la Asociación de Fabricantes de Muebles y Afines de Machagai.

Explicó que este párate no solo afecta a los industriales, sino también a toda la cadena económica que depende de la madera. «Desde los artesanos, ladrilleros y carboneros, hasta los pequeños comercios que giran en torno a esta actividad, todos se ven arrastrados por la caída del sector. Calculo que no llega a 20% de la producción que se estaba haciendo antes», señaló Gamarra, al reflejar la magnitud del desplome.

La escasez de camiones que transportan madera al parque industrial es el símbolo más evidente del problema. «Antes siempre había 15 o 20 camiones. Hoy hay dos chasis de madera. Es nada para lo que tendría que estar consumiendo Machagai», lamentó.

EL IMPACTO SOCIAL Y LABORAL

La crisis no es solo económica, también es profundamente social. Con unas 400 fábricas de muebles que funcionaban hasta hace poco en la zona, en donde muchas de ellas pequeñas y familiares, y la caída de la actividad, dejó sin sustento a cientos de trabajadores. «Estamos peleando mal, muchos están trabajando medio día, otros directamente pararon», describió Gamarra. Además, señaló que el incremento en las tarifas de servicios como la energía eléctrica agrava aún más la situación. «Hay industriales que no van a poder afrontar el tema de la factura de luz», advirtió el representante del sector.

Abel Gamarra es fabricante de muebles de Machagai. «Estamos en la cornisa», dijo.

Las promesas de subsidios o descuentos no se han materializado hasta el momento. «No ha llegado nada. Anduvieron pregonando, haciendo política, pero nada de eso es concreto. Vos tenés que ir a pagar la luz como está ahí en la boleta», afirmó. Esta situación pone en jaque a las pequeñas fábricas, que deben hacer malabares para sobrevivir. «Ahora, ¿quién vende más barato para poder sostener lo que sea, los servicios y los empleados?», se preguntó Gamarra, revelando que las estrategias de supervivencia pasan por achicar márgenes, recortar horarios y priorizar pagos urgentes.

LA REGULACIÓN Y LA POLÍTICA

Uno de los mayores reclamos del sector es la falta de un ordenamiento territorial legal que permita el uso regulado de los recursos forestales. «El Chaco no tiene una herramienta legal para decir esto sí se puede utilizar, esto no», explicó. Y añadió que «esto generó una paralización casi total, ya que no se emiten permisos ni se habilitan zonas para la explotación forestal controlada».

La confusión entre quienes trabajan sustentablemente con la madera y quienes realizan desmontes ilegales creó una estigmatización del sector. «Estamos todos metidos en una bolsa, como si nosotros fuéramos los que hacemos desastres», se quejó. Y agregó que «el industrial que corta una madera, ya sabe cuál va a usar. No va a hacer un desastre». También apuntó contra el silencio de algunos sectores ambientalistas frente a los desmontes reales. «Sería muy interesante que las organizaciones también hagan las denuncias correspondientes contra los grupos empresarios poderosos que sí desmontan», sugirió al aclarar que el problema no está en los pequeños industriales locales.

Diario Norte

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